domingo, 29 de junio de 2014

DESPEDIDA A MI MAESTRA. GRACIAS CRISTINA FRITZSCHE


 Cristina Fritzche



 El sábado 21 de junio empezó el invierno y falleció Cristina Fritzsche, pionera de la Educación inicial en Argentina. Como si sus 92 años le dijeran que otro invierno era demasiado para sus huesos.
Cristina nació en 1921 en el barrio de Villa Urquiza, en una ciudad totalmente distinta, donde pasaba el carro del lechero y las mujeres tejían su destino de amas de casa.
La Familia Fritzsché estaba compuesta por la madre, ama de casa, el padre, dueño de una fábrica de cocinas y seis hijos: cuatro varones y dos mujeres.
Cristina fue a la escuela primaria a pocas cuadras de su casa y el secundario lo cursó en el Normal 6 de donde egresó como maestra normal lo que le hubiera alcanzado para trabajar como docente pero fue ese espíritu inquieto que la llevó a inscribirse en el Profesorado Sara C de Eccleston, recientemente fundado por Margarita Ravioli en 1937.
Se recordaba como una alumna exigente y difícil para sus profesoras.Como alumna en el Instituto, Cristina tuvo una profesora de psicología que trajo como novedad los primeros libros de Piaget. Allí, encontró el tema que resultaría su pasión toda la vida: el estudio de la inteligencia.
Egresa del Instituto Eccleston en 1944 y personalmente se encargó de conseguir toda la bibliografía  de Piaget y profundizar en cada una de sus ideas.
Cristina fue una de las primeras divulgadoras de las ideas de Piaget en Argentina. Tantos años y tantas teorías después, seguía rescatando las etapas del desarrollo de la inteligencia. “Nadie volvió a hablar de eso, las etapas siguen teniendo vigencia”- argumentaba.
Posteriormente, estudió y se graduó en el primer Instituto Nacional de Formación en Psicopedagogía y también en la Escuela de Psicología de Pichon Riviére.
Para Cristina estudiar fue un hábito. Siempre se mantuvo actualizada, leyendo y poniéndose al tanto de las últimas investigaciones en psicología y desarrollo de la inteligencia.
En 1947 Margarita Ravioli, conocedora de los deseos de emancipación de su ex alumna le ofreció un cargo en un jardín de infantes en Trenque Lauquen (Provincia de Buenos Aires). Con 26 años, y en una sociedad que no se caracterizaba por la independencia de las mujeres, su padre se negaba a dejarla partir, pero ella muy decidida encaró el viaje. Recordaba con una sonrisa las lágrimas de su padre en la estación de tren y las suyas cuando finalmente el tren se alejaba de Buenos Aires.
Cuando volvió, gracias a su esfuerzo y a su estudio permanente fue que Margarita le ofreció cátedras en el Profesorado Eccleston. También bajo su dirección, se fundó el Jardín de infantes N° 1 en Vicente López en el que trabajó desde 1948 a 1968.
Su exigencia personal, siempre trasladada a los que trabajaban con ella le hizo fama en el ambiente de las maestras jardineras:
-“En ese jardín hay que trabajar mucho, la directora es un animal” – se comentaba en el ambiente de las jardineras. Es que hasta ese momento en los jardines se “cuidaba” a los niños mientras se los dejaba jugar la mayor parte de la jornada.
Cristina proponía y exigía una docente profesional que planificara y evaluara su trabajo como tal. Organizaba para sus maestras una tarde semanal de reunión para leer y reflexionar sobre la tarea realizada.
En poco tiempo, el jardín de Vicente López empezó a tener mucho prestigio y venían que niños de muy lejos ya que los padres notaban la diferencia de trabajo con respecto a otras instituciones.
En aquellos tiempos cada directora tenía la libertad de elegir a sus maestras y como Cristina daba clases en el profesorado, elegía a sus mejores alumnas para que la acompañaran en la tarea del jardín. Ese fue el caso de Hebe Duprat, una de sus alumnas que trabajó como docente en el Jardín de Infantes N 1 y compartió la producción del libro FUNDAMENTOS Y ESTRUCTURA DEL JARDÍN DE INFANTES en 1968.
Este fue un libro revolucionario para el Nivel Inicial. Cuarenta años después de su primera edición tienen vigencia las ideas que presenta. Cambió sensiblemente la organización y el desarrollo de las actividades en el Nivel Inicial. Infinidad de maestras se formaron con sus páginas.
En 1959 participó como directora de la fundación del profesorado de jardín de infantes el instituto Rivadavia y escuela normal “Víctor Mercante” en Villa María.
Como ejemplo de la exigencia que ponía en sus maestras compartimos el testimonio de Norma Giménez
“Cuando venía a observan en la sala yo me preguntaba con qué me iba a sacudir hoy”.
“Un día vino a observarme y los chicos estaban especialmente inquietos y ruidosos. Yo quería insistir para hacer silencio pero ella me dijo que esperáramos y los miráramos. Progresivamente se fueron callando uno por uno”.
Son innumerables las actividades desarrolladas por Cristina en el Nivel Inicial, transitó todos los cargos posibles. Quizás vale la pena detenerse en la propuesta renovadora que se desarrolló en el instituto Eccleston a partir de 1973 para sostener las dinámicas y estrategias del jardín de infantes hasta que el niño tuviera 7 años y recién en ese momento se realizara su ingreso a la escolaridad primaria.
Idea revolucionaria que como tantas otras se vio truncada por el Proceso Militar en 1976. Fue en ese momento que la carrera profesional de Cristina en el ámbito oficial se vio truncada.
En ese año recibió un telegrama diciendo que la dejaban cesante por posible subversiva y el libro “FUNDAMENTOS Y ESTRUCTURAS DEL JARDÍN DE INFANTES” fue prohibido en los profesorados.
Con gran angustia relataba los meses que siguieron a ese “destierro” de su tarea cotidiana. Poco tiempo después conoce al Profesor Antonio Salonia que, como ella repetía siempre fue su “salvador” y le propuso que fuera a trabajar en su equipo en la Nueva Escuela Argentina 2000 como Coordinadora de Nivel Inicial pero “puertas adentro” ya que no podía trabajar en el ámbito oficial.
Cristina decía que había elegido su profesión y que no se había casado porque “no había querido” dando a entender que muchos pretendientes quedaron excluidos de su proyecto personal.
Ya muy anciana, y en la soledad de su departamento,  la escuchamos decir que quizás no apostando a la familia se había equivocado.
Por eso Cristina, tomamos la posta. Nosotras, todas las jardineras que recibimos su marca, su impulso, que su ejemplo nos alentó a tomar como un gran compromiso y profesionalismo nuestra tarea con “los más pequeños”, hemos sido de algún modo sus hijas. Y no somos pocas las que siempre la recordaremos como nuestra madre en la profesión.
 
Hoy, la despedimos con un enorme Gracias y seguimos adelante haciendo honor a sus enseñanzas en nuestro trabajo frente a los niños. Como a usted le hubiera gustado.





Margarita Mainé.
Los datos personales de Cristina fueron extraídos del libro inédito “Cristina Fritzsche, una vida en el Nivel Inicial” que escribimos con Patricia Piastri y que aún no ha conseguido editor.

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